Carmen Bachiller / @placeresymas
Fue una buena amiga, gran periodista y mejor relaciones públicas la que sugirió que cenásemos en un nuevo restaurante egipcio que abrió sus puertas en Toledo el pasado mes de diciembre.
Solemos reunirnos, con cierta asiduidad, cinco periodistas en torno a mesa, mantel y buena comida y fue Mª José Acevedo –a quien por cierto recomiendo que escuchen cada fin de semana en su programa ‘A la vuelta de la esquina’ de Radio Castilla-la Mancha- quien propuso pasar por Alqahira (significa El Cairo en árabe) ubicado en pleno corazón de la ciudad, a apenas unos pasos de la catedral.
A mí se sorprendió la entrada al establecimiento regentado por Fathi y Mohamed, dos hermanos egipcios encantadores, que han convertido su conocida tienda de regalos en restaurante y tetería y que reciben al cliente con exquisita amabilidad.
El gusto por la decoración queda patente nada más entrar al local. Ellos mismos han creado el precioso mobiliario y hasta las lámparas. No tienen problema si alguien les encarga una parecida.
Las especias o hierbas aromáticas y las pastas árabes están a la vista, y a la venta…La verdad es que le dan un agradable toque al ambiente del restaurante.
Para empezar, y mientras esperábamos a alguna que otra rezagada, nos decidimos a probar un vino halal, es decir, vino “lícito” o “permisible” que pueden tomar quienes practican la religión musulmana, entre otras cosas, porque no tiene alcohol, según nos explicaba Fathi. Un término, “halal”, que en realidad tiene muchos significados porque se aplica a las relaciones, a la comida, la vestimenta…
Aquí en España, la verdad es que ya es habitual encontrar vino sin alcohol, aunque no siempre por motivos religiosos sino de salud, de prudencia a la hora de ponerse al volante y desde luego, como salida al excedente de uva que se produce en Castilla-La Mancha –el viñedo más grande de Europa- y que llevó en 2010 al Instituto de la Vid y del Vino de Castilla-La Mancha (Ivicam) a elaborarlo.
En Alqahira Toledo, el té, en infinitas variedades, ocupa la mayor parte de una carta que, no obstante, ofrece selectas especialidades gastronómicas árabes. Nos decidimos, casi casi, por un menú degustación que Fathi nos ayudó a confeccionar -la verdad es que era imposible probarlo todo- y comenzamos por una Ensalada Delta del Nilo (queso feta, lechuga, tomate, nueces, aceite de oliva, melaza de granada y un toque de hierbas aromáticas son sus ingredientes).
Después, Mohamed nos trajo Falafel, una especie de croquetas vegetales, que Arantxa –una de las comensales- se encargó de fotografiar (gracias por las fotos compañera) y, de paso, de ‘sonsacarle’ información a Fathi sobre su elaboración ya que lo había intentado en su casa, sin demasiado éxito al parecer.
Como tercer plato llegó el que más me gustó, unas Sambusas u hojaldres rellenos de ternera (aunque también hay posibilidad de tomarlos vegetales) que me parecieron una delicia.
Terminamos con el kebab, una de las especialidades de la casa, también riquísimo pero que pude degustar con menos entusiasmo porque a esas alturas estaba llena.
Por eso acabamos la noche tomando té, aunque Alqaira también cuenta con café procedente de Yemen. Cada una de nosotras optamos por una variedad distinta. El mío con aromas de naranja y azahar y poca teína, acompañado de unas pastas artesanales árabes imprescindibles para golosos.
Lo que no probamos fueron las Shishas afrutadas o pipas de agua (0% de tabaco y 0% de nicotina) pero no nos resistimos para la siguiente vez, que seguro que repetimos.
Para los interesados en conocer este restaurante-tetería os comentamos que está en la calle Ciudad, número 7, a espaldas del Ayuntamiento toledano. Podéis encontrar platos en la carta entre 4,50 y 8 euros y los tés os costarán 2,50 euros. En nuestro caso pagamos 15 euros por comensal. Un precio más que asequible.
Si pasáis por allí no dudéis en contarnos la experiencia.